Capítulo tercero - Sally Anderson
La cárcel es un sitio frío y lúgrube para la mayoría de visitantes, pero para Sally Anderson, inspectora de policía, esa sensación había pasado a la historia hacía mucho tiempo. Aunque quizás está vez era diferente. Estaba sentada en la sala de visitas frente a un hombre que conocía bien. Su hermano mostraba una cara de indiferencia que no se molestaba en ocultar, algo que a Sally le ponía bien nerviosa.
- Te lo preguntaré otra vez, George. ¿Lo mataste tú?
- Sí, lo hice.
Sally se echó para atrás en el asiento dando un gran suspiro y mirando hacia el oscuro techo.
- ¿Cómo? - preguntó Sally abriendo mucho los ojos - ¿Cómo voy a dormir por las noches sabiendo que mi hermano está en la cárcel por asesinato?
- Sally, sabes que no quería hacerlo.
- No hay ninguna prueba que atestigüe eso.
- ¡Pero si es la verdad!
Sally se mordió la lengua. No quería dejar a su hermano solo en esos momentos pero tenía claro que la policía había actuado como se debía.
- ¿Por qué? ¿Por qué lo mataste? Estabas de servicio, llevabas tu pistola, la porra... y sin embargo lo mataste empujándolo contra un banco de hierro. Entiende que todo esto es muy raro.
- Fue un accidente, ya te lo he dicho.
- No te creo. Tú no mataste a nadie.
- Sally, sé que cometí un error, pero me temo que vas a tener que asimilarlo.
- Di lo que quieras, pero la investigación sigue abierta.
George sonrió.
- Lo suponía.
- ¿Sabes? Le he puesto a él enfrente de la investigación. - Sally sonrió orgullosa - Le ha encantado cotillear en tus cosas.
- Creí que simplemente investigaría a las amistades de la víctima.
- En ello está ahora.
Sally no tenía nada más que decir y calló, sin embargo su hermano se echó hacía delante indicándole que se acercara.
- Sally...
- Dime. - dijo ella.
George miró alrededor para ver si alguien estaba escuchando la conversación, al ver que la sala estaba prácticamente vacía, se puso de espaldas a una cámara.
- Puede que lo que encontréis investigando no sea del todo de tu agrado.
Ella se puso nerviosa.
- George, si quieres que te saque de aquí vas a tener que contármelo TODO.
- Sally, ¿no lo entiendes? No quiero que me saques de aquí.